Lecciones de amor propio que nos deja Flowers de Miley Cyrus


«Puedo comprarme mis propias flores», dice Miley Cyrus, en su último sencillo. En realidad, ¿trabajar en el amor propio nos puede llevar un paso más cerca del equilibrio emocional?

Mientras caminaba por una de las avenidas principales del norte de Quito escuché por primera vez la nueva canción de Miley Cyrus. Ella, una cantante y actriz estadounidense de 30 años, hablaba durante dos minutos y 30 segundos de cómo, después de una ruptura amorosa, estar bien consigo misma era suficiente para poder continuar.

Los siguientes días, la canción empezó a cobrar más fuerza. No solo en las plataformas de música, en donde ocupa los primeros lugares a escala mundial.

También se volvió viral en la mayoría de redes sociales. Los y las internautas catalogaban a la canción como un manifiesto de valentía y amor propio. Pero, ¿por qué la generación que vio a Miley Cyrus, desde que era Hanna Montana en la popular serie de Disney, se siente tan identificada con sus palabras?

 

Según el psicólogo, Efrén Astudillo, esto responde a la forma en la que esta generación (nacida en los noventa), ha encontrado para enfrentar los problemas. No solo en el aspecto sentimental sino en los relacionados con la familia, trabajo, circulo social, etc.

«Puedo amarme mejor que tú», dice una frase de la canción de Miley como un recordatorio de que el amor se debería buscar primero dentro de cada persona. Las palabras de la cantante, según indica Efrén, nos muestran un poco de lo que podríamos hacer por nosotros mismos frente a una desilusión.

Aunque, Efrén Astudillo destaca que es difícil generalizar, reconoce que esta generación es la que más se ha hecho responsable de las acciones a tomar después de una desilusión, analizando este proceso como un nuevo y mejor comienzo en la relación que cada persona mantiene consigo misma.

«Una ruptura o una desilusión, no necesariamente son malas, lo que suele suceder es que analizar la salud mental propia llega, muchas veces, cuando atravesamos por estos procesos, cuando ya no hay nada qué hacer y debemos ver hacia adelante», destaca Efren. El experto detalla que en algunos casos  no podemos trabajar en esto antes, debido a factores estructurales con los que hemos crecido, lo que impide que asumamos esta posición de empoderamiento previo a pasar por un fuerte dolor.

Desilusionarnos de una pareja, un trabajo o una actividad que disfrutábamos, de amistades, etc; es algo que todas las personas enfrentamos en algún momento de la vida.

Sin embargo, el dolor que puede producir esto en nosotros, en lugar de dar paso a la victimización, puede ser una «oportunidad de aprender y priorizar ciertas cosas que habíamos dejado de lado antes». Esto sin dejar de lado el proceso de luto natural que se vive en estas situaciones. Lo enfatiza el experto.

«El mismo nudo que te hizo sufrir en una relación puede repetirse en tu trabajo, en tu familia o puede estar todo concatenado; reconocer esos patrones es fundamental para aprender a establecer limites», destaca Astudillo. 

Aunque la desilusión nos ayuda a ver las cosas de una forma más objetiva y comprender, que no siempre las cosas serán como queremos, se pueden tomar acciones previas indica el profesional en salud mental. Un factor importante es la comunicación, no solo con los demás sino con uno mismo, «irse conociendo, siendo más sinceros con lo que en realidad sentimos y saber cómo reaccionar frente a esas cosas, por nosotros, no en función necesariamente de lo que piensen los demás».

Algo que nos puede ayudar es acostumbrarnos a tener conversaciones incómodas, a proponerlas, escuchar y llegar a consensos, sin que las cosas terminen siendo un debate, sino un espacio en el que podamos expresar nuestras emociones de forma sana. Y al final, si no hay más solución soltar, dejar de llorar y recordar que podemos comprar nuestras «propias flores», como dice Miley.

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